Margarita Holzwarth fue una de las expositoras más destacadas del I Congreso Iberoamericano de Lectura y Literatura, Arequipa 2008, tanto por compartir sus valiosas experiencias en el campo de la promoción de la lectura como por su sencillez y por su gran apasionamiento en cada una de sus participaciones.
Su ponencia muy bien realizada, que no fue leída sino más bien dialogada y retroalimentada en cada momento, trató sobre Los docentes como mediadores de lectura, y ello implicaba la presencia de un profesor lector al 100%, y de mente abierta que no vea en la lectura literaria el único camino de la práctica lectora, es decir, el alumno podría leer los temas que más le agrade y estos podrían estar vinculados al fútbol, al automovilismo, a la zoología, historia, etc., y ello de alguna manera lo podría acercar a la lectura literaria siempre y cuando el docente pueda dirigir estos gustos con las obras adecuadas.
Manifestó que para crear lectores es necesario invitar a leer a nuestros alumnos, contagiarles ese gusto, seleccionar las lecturas que respondan a sus gustos, crear espacios y circunstancias que motiven la lectura y, quizá, a pesar de ello no se logre convertir a todos los alumnos en lectores, pero que si logramos que algunos que se apasionaen por la lectura, entonces ya habremos ganado mucho. La labor del profesor es desarrollar ese potencial lector que hay en cada niño y, literalmente, al conseguirlo "ganamos el Cielo".
También habló de la importancia y características de la lectura en voz alta y en silencio; de la evaluación de textos que no solo busquen la extracción de datos, sino que lleven al desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo de alumno, pero no de una manera vertical, sino más bien de manera participativa y horizontal.
Finalmente, esta hermosa argentina, nos regaló la lectura del cuento El Punto y -aunque ella lo niegue- nos dio una cátedra de cómo se escoge un buen cuento y, también, cómo se debe leerlo. Mucha gente, entre ellas yo, se emocionó hasta las lágrimas porque ese cuento nos recordó que ser profesores es un oficio tan delicado que nos permite dejar marcas y huellas en nuestros alumnos.
Ojalá la tengamos nuevamente en el Perú, ¡te queremos, Margarita!
Gracias por leer
Manuel Urbina