Uno de los problemas más frecuentes en mi práctica profesional es encontrar las obras literarias adecuadas para mis alumnos de secundaria. Por ningún motivo, los profesores debemos asignar uno u otro libro si antes no lo hemos leído, además, de asumir la lectura como si fuéramos adolescentes y sentir el disfrute de la obra como ellos lo sentirían. No podemos recomendar un libro que no conocemos porque ello es, en la mayoría de las veces, una de las causas por las que el alumno se siente frustrado al no comprender ni disfrutar de la lectura y termina con el rechazo a las obras literarias.
No sé quién es o quién fue el "genio" que señala que los adolescentes deben leer obras como El ingenioso don Quijote de
Es un abuso lo que se hace con los estudiantes, pues se les quema sus etapas previas y ello da como resultado un país con deficiencia lectora. Si aquel "genio" o sus seguidores tuviesen razón, no figuraríamos como el último país lector en América y en el mundo. Al final, el alumno baja de internet un resumen, se lo aprende de memoria y como ni el mismo profesor a leído el libro en su totalidad termina siendo cómplice de aquel estudiante que termina odiando leer.
Por un minuto póngase en el lugar de un adolescente de 14 años y dígame si le interesaría leer un libro escrito hace más de 400 años y en un castellano en donde se nombran cosas y palabras que hoy no existen o no se usan y, además, aparecen palabras como "facer", "dixe", "per", "vuesa merced", etc. Y si a esto le sumamos la tarea de señalar el tema principal y los temas secundarios, la descripción de cada uno de los personajes, el género literario, la especie, la estructura del texto y otras por el estilo. ¿Tendría la motivación suficiente para leer?
Ahora veamos todo lo contrario, le interesaría leer un texto en donde el personaje es un muchacho enamorado de una linda chica a quien solo la ve desde lejos y que cada domingo juega en una liga de fútbol y que nunca conoció a su padre, pero presiente que aquel extraño sujeto que un día se acercó y le enseñó a patear el chanfle le resulta familiar. Y si a este libro le agregamos un lenguaje juvenil, fácil de entender, temas vinculados con su propia experiencia, 110 páginas, buena cubierta y muy atractivo... ¿Se animaría a leerlo?
Por favor, amigos, los profesores tenemos la obligación moral de hacer que los alumnos amen la literatura -y por defecto la lectura- y ello solo será posible en la medida de que se respeten las etapas de la literatura. No los podemos embarcar con las obras mayores porque sencillamente no es el tiempo todavía para leerlos. Queremos -de todo corazón- que lleguen a leer las obras de Dante, Homero, Víctor Hugo, Cervantes, Shakespeare, Vallejo, Arguedas, y que las amen, pero no imponerles cuando aún no están preparados. Es como si en vez de darles una bicicleta, le diéramos un camión de 16 llantas: al final van a salir contusos o finados.
Algunas obras para adolescentes:
Todos los futbolistas van al cielo, Pedro Badrán (Ed. Norma)
Templado, Jorge Eslava (Ed. Santillana)
Me dicen Sara Tomate, Jean Ure (Ed. Norma)
James y el melocotón gigante, Roald Dahl (Ed. Alfaguara)
Los Cretinos, Roald Dahl (Ed. Alfaguara)
Amigos robots, Isaac Asimov (Ed. Vicens Vives)
Florentino Supercochino, Jorge Eslava ( Ed. Alfaguara)
Sangre de campeón SIN CADENAS, Carlos Cuauhtémoc Sánchez (Ed. Diamante)
Harry Potter, J.K. Rowling (Ed.Emecé)
Atención, colegas y padres de familia, solo estamos sugiriendo algunos títulos, pero no se olvide que antes debemos leerlo o en el últimos de los casos lo que podríamos hacer sería consultar a personas que hayan leído el libro.
Gracias por leer
Manuel Urbina